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Afortunadamente, no hubo heridos graves, pero los daños materiales fueron significativos. Durante su recorrido, muchos vecinos con la ayuda de la municipalidad comenzaron a trabajar en la remoción de escombros y la limpieza de las calles. Las cuadrillas de la municipalidad, con el uso de motosierras, fueron vitales para despejar las vías, cortar los árboles caídos y restablecer la circulación, mientras que las cuadrillas de EDERSA trabajaban para reparar las líneas de electricidad que habían sido dañadas por la caída de los postes. Los cables de electricidad caídos eran uno de los principales riesgos para los vecinos, quienes se mantuvieron atentos a los trabajos de reparación.
El daño causado a la infraestructura fue considerable. Uno de los momentos más impactantes fue el daño sufrido por el club San Pablo, cuyo paredón fue arrancado por el viento de manera tan violenta que quedó completamente destruido, como si fuera un papel. Esta devastación fue indicativa de la fuerza del viento, que no solo causó daños estructurales, sino que también dejó a varios barrios sin electricidad, lo que incrementó la sensación de desamparo en los habitantes afectados.
El testimonio de los vecinos fue clave para entender la magnitud del evento. Muchos coincidieron en que la tormenta había sido de una intensidad nunca antes vista en la zona. «Parece que fue un huracán«, dijo un vecino, que recordó cómo los árboles fueron arrancados de raíz y cómo, en algunas zonas, los daños eran tan severos que ni siquiera los viejos álamos, que habitualmente resisten las tormentas, fueron capaces de resistir el embate del viento.
La falta de alerta y la sorpresa ante el fenómeno fueron temas recurrentes entre los testimonios de los vecinos. Aunque las autoridades locales están trabajando arduamente para restablecer los servicios y resolver los daños, muchos residentes se quejaron de la falta de prevención y la ausencia de un pronóstico adecuado sobre la tormenta. «Nunca imaginamos que algo tan devastador podía ocurrir«, expresó un vecino, quien lamentó no haber tenido tiempo para prepararse ante la fuerza del viento y la lluvia.
La colaboración vecinal, sumada al esfuerzo de los trabajadores municipales, permitió una rápida respuesta ante la emergencia. Mientras algunos vecinos se organizaban para limpiar los escombros de sus casas, otros se dedicaban a ayudar a los más necesitados. La comunidad mostró un espíritu solidario, trabajando en conjunto para superar la difícil situación. De esta forma, se pudo empezar a restaurar el orden y ayudar a los afectados por la tormenta.
Fernández Oro enfrenta serios daños tras tormenta de granizo y vientos extremos
La localidad de Fernández Oro, se recupera de los devastadores efectos de un temporal que azotó la región la noche del martes. Según el intendente Gustavo Amati, los daños fueron significativos en diversas zonas de la ciudad, con barrios enteros afectados por el viento intenso y la caída de árboles.
El temporal, que sorprendió a los vecinos pasadas las 23:00 horas, dejó una estela de destrucción que incluyó la caída de postes de luz, árboles grandes y desprendimiento de techos, especialmente en viviendas en construcción. Los vientos fuertes, acompañados de granizo, provocaron estragos en el centro de la ciudad, así como en zonas cercanas a la ruta 65, donde las ráfagas derribaron árboles y cortaron cables de electricidad. El intendente calificó el fenómeno como un tornado o un huracán, dada la intensidad y la forma en que los árboles fueron arrancados de raíz.