
El hecho no pasó desapercibido para los propios ciudadanos ucranianos, declaró la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova.
Para la cartera que representa la vocera, se trató de una
“táctica terrorista” y a propósito, subrayó: “Este crimen de guerra cometido por el régimen de Kiev resultó tan evidente incluso para la población ucraniana y para el espacio informativo controlado por dicho régimen, que las voces de indignación sonaron incluso entre el círculo más cercano de
(el presidente de Ucrania, Volodímir) Zelenski”.
Zajárova recordó que, tras el ataque ruso contra un puesto de mando del Ejército ucraniano, Zelenski decidió destituir al jefe de la administración regional de la provincia de Sumy, Vladímir Artiuj, por haber autorizado una ceremonia de condecoración militar en el centro de la ciudad, densamente poblada.
Al evento asistió la 117.ª brigada del Ejército ucraniano y la concentración militar atrajo la atención de las fuerzas rusas, aclaró un informe del sitio Actualidad RT.
En este contexto, la vocera de la Cancillería rusa citó a la
diputada del Parlamento ucraniano Mariana Bezúglaya, quien “exigió públicamente averiguar quién, temiendo un ataque ruso a un objetivo legítimo, ordenó el uso de mujeres y niños como escudos humanos para un evento militar”.
Zajárova destacó que Zelenski confirmó todas las acusaciones lanzadas en su contra mediante la destitución de Artiuj, y que con ese gesto intentó sacarse de encima la responsabilidad por el crimen cometido contra sus propios ciudadanos.
A pesar de todas las evidencias objetivas, Occidente no dudó en culpar a Rusia por el ataque contra civiles, señaló la portavoz, agregando que, al mismo tiempo que el secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación por las acciones del Ejército ruso; mientras que la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, y el futuro canciller alemán, Friedrich Merz, “recurrieron a la manipulación verbal” y “arrojaron basura sobre
Rusia”.
Asimismo, representantes de las embajadas rusas en Suecia y Lituania fueron convocados a los Ministerios de Asuntos Exteriores locales, continuó Zajárova. “Al parecer, en el frenesí de rusofobia competitiva, intentaron utilizar cualquier excusa para dañar las relaciones con nuestro país, que ya están enterradas para muchos años”, afirmó.
En contraste, los deliberados y atroces crímenes cometidos contra la población rusa por las Fuerzas Armadas de Ucrania no generaron la misma reacción.
Ante esas acciones Europa guardó silencio y la Secretaría de la ONU únicamente “solicitó la paz”, explicó.
“Pero cuando fue liquidada la reunión de militantes todos
comenzaron a culpar a Rusia”, y “cuando se hizo evidente que las autoridades locales habían encubierto deliberadamente con niños a esos demonios, por alguna razón ellos se callaron”, destacó la portavoz.
“Todos los hechos citados no solo prueban, sino que demuestran con una claridad desarmante que el régimen de Kiev utiliza a mujeres y niños como escudos humanos y luego hace pasar la puesta en escena como una supuesta agresión rusa. Los militantes nazis ucranianos ‘de facto’ toman a sus propios ciudadanos como rehenes. La sangre de los civiles muertos está en manos de Zelenski y sus secuaces, así como de toda esta pandilla occidental”, concluyó.